lunes, 9 de noviembre de 2009

DE LA MANO DEL MAESTRO.


“¿Qué hay, Gorrión? Espero que este año podamos ver por fin la lengua de las mariposas”.
Manuel Rivas. La lengua de las mariposas (cuento).


No es la escuela la que hace al maestro, ni la elocuencia, ni el conocimiento mismo, el maestro surge de la necesidad de un grupo social que exige a gritos una formación que los capacite para vivir adecuadamente en un núcleo determinado, por ello, el sujeto formador debe ajustarse a los reglamentos y condiciones que imponga cada sistema, a fin de lograr que la enseñanza sea de plena aceptación por cada uno de sus miembros.

Como se puede observar, la sociedad se convierte en la carta mayor o la ficha real que define en qué momento el juego debe iniciar y en qué momento debe terminar, fija los límites y proporciona los medios para que éste se desarrolle correctamente, el principio básico es la no transgresión de las escalas o los estatutos preestablecidos, el participante que cometa una infracción será obligado a salir del juego. Así pues, los educadores como participantes deben estar preparados para tomar la decisión oportuna, para cuidar perfectamente sus movimientos y sus estrategias, de lo contrario pueden correr el riesgo de ser excluidos parcialmente de la mesa o pueden llegar a ser vetados de forma indefinida.


Diariamente los docentes son confrontados por el sistema social, algunos necesitan abstenerse de expresar libremente sus modelos de pensamiento e ideologías, otros más atrevidos optan por asumir el reto de romper con los esquemas paradigmáticos y enfrentar cualquier tipo de obstáculo que viole su autonomía e independencia, sin embargo, en este proceso el sujeto puede verse afectado notablemente en múltiples dimensiones, desde su profesión hasta sus relaciones interpersonales como el caso del maestro del cuento la lengua de las mariposas del escritor Manuel Rivas, quien por su resistencia y concepción de mundo termina siendo asesinado, aunque ello dignifique aún más su labor docente.


“Por el exceso de trabajo, a vecesVeo formas extrañas en el aire,Oigo carreras locas,Risas, conversaciones criminales. Observad estas manos Y estas mejillas blancas de cadáver, Estos escasos pelos que me quedan. ¡Estas negras arrugas infernales!”…

NICANOR PARRA (Autorretrato).


Grandes contradicciones surgen en todo el círculo social, no han de faltar las críticas, amenazas, burlas para los educadores, a pesar de ello, los maestros siguen siendo necesarios e indispensables, muchos divagan y pocos asumen el reto de orientar a las nuevas generaciones. Los docentes están expuestos a recibir cualquier tipo de apreciaciones empezando por las de sus alumnos, quién más propicio para calificar a un maestro que su mismo estudiante?, no es difícil reconocer que algunos de los discípulos se convierten en los aliados primordiales de sus docentes, otros se vuelven sus peores enemigos y en el mejor de los casos la mayoría terminan por superar a sus formadores, sin importar cuál sea el efecto, la proyección o el impacto que se genere en los aprendices, la tarea del maestro no puede claudicar al contrario cada vez debe re-afirmarse y seguir su trayecto.


Es curioso ver cómo en las manos del maestro se colocan una serie de responsabilidades, tareas, demandas y ofertas que por orden magistral tienen que cumplirse cabalmente, no obstante, las condiciones de vida que se brindan a éstos sujetos no son las más óptimas, al contrario, tienen que buscar varias alternativas que les permitan satisfacer sus necesidades básicas, dentro del régimen que impone la sociedad los perseverantes son los que logran salir de la inmundicia y la degradación humana.


A pesar de los zapatos desgastados, la mala luz, el sol, la venenosa luna miserable, el pan imperdonable como lo afirma Nicanor Parra en su poema Autorretrato O el viejo traje de Don Gregorio, solo queda la satisfacción que corre del deber cumplido, la tranquilidad de haber hecho las cosas lo mejor posible, las expectativas creadas en mentes erradas y vagabundas, la fresca brisa y el recuerdo de los individuos que pasaron por la escuela, tal vez en el fondo sólo queda la melancolía y la nostalgia de ver la forma como se disipa la imagen del maestro en el aire.


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